jueves, abril 20, 2006

Con Martita y Jimmy


Sueño casi cada noche con La Bada Los Inmortales. Tocan cuecas siempre en mis sueños. Hace como dos meses que he instalado a fuerza de insistencia en Montpellier a El Cacho, por lo menos entre el pequeño grupo de amigotes que me rodean, chicos y chicas de varias nacionalidades, la ala latina es la que predomina: Italia España y Sudamérica.
Todo esta obsesión de las noches de cacho de martes y sábado entre alcoholes y grandes y palos y dados que vuelan, y más palos, sólo con un objetivo; descubrir qué es lo que facina del Cacho a toda una ciudad. Yo he sido un jugador pasivo del Cacho durante muchos años en Cochabamba, y ha sido en esta estancia de un año académico en Francia, con tiempo abundante para el oscio que he venido a convertirme en jugador nato de Cacho. Pero no ha sido por simple vicio y deseo de cerveza. Soy aún más egoísta que eso para motivarme a meterme entre grandes, escaleras de mano, borres, sobre fulls de huevo y La Paz La Paz.
Mis razones responden a poder comprender un poco más a tres personas especiales que me han acompañado durante los dos últimos meses: Jimmy, Martita y Ausberto. Los tres personajes de una narración corta que he trabajado con entusiasmo por momentos, y también decepción. Me cae muy bien sobre todo Jimmy, un cholito que va a hacer sus estudios universitarios a Cochabamba. Tiene una sonrisa impresa, inborrable, me hace mucho recuerdo a un muchacho de Arbieto que me presentó mi amigo Leo hace un par de años o más. Buen jugador de fútbol, agudísimo de inteligencia, así también es Jimmy que se enamora de Martita, enorme y hermosa valluna originaria de Aiquile, aiqulieña.
El cacho entra porque es Ausberto quien traba relación con la pareja, en especial con Jimmy. Trato de comprender qué es lo que atrae a Ausberto de Jimmy y pienso que al final es solamente las ganas de no sentirse solo. Su excusa siempre es El Cacho, es fácil de proponer, sobre todo en bares y restaurantes.
Tal vez Don Ausberto es el verdadero personaje de la historia, aunque definitivamente es él el que cuenta la historia de amor entre Martita y Jimmy.
Hace un par de semanas he terminado el esqueleto de esta histria con una sensación de satisfacción. Con los días he seguido sintiendo la presencia de los tres. He imaginado escenas para nada tocadas, como el autoexilio de Jimmy en EEUU durante dos años y medio. Me he preguntado por si realmente se desesperó por volver alguna vez, siento que no. Fue Martita la que siempre se desesperó porque vuelva.
Es Ausberto a quien ahora parece iluminar la escena ante la desaparición de sus amigos. Sobre todo la relación de Ausberto con la soledad. Trato de imaginar el día que finalmente Ausberto deja Cochabamba y se va a vivir a Mizque. La sucesión de acciones, casi automáticas que lo llevan a tomar un bus atestado de olores a almuerzos grasos. Se va con muy poco. Encima del bus paga para llevar su cama de Plaza y media. Ausberto tiene que relacionarse con una soledad a la que finalmente no puede resistir. Tiene un doble discurso, por un lado desea siempre la compañía y es un charlador de primera, sobre todo en una mesa de Cacho y cervezas. Pero cuando tiene que compartir su cama prefiere la amplitud, los brazos abiertos, el ronquido franco, la garganta seca. Ausberto es interesante por su tedio, y es eso lo que trato de descubrir, su tedio, su cansancio de la rutina, su poca resistencia a la misma, o tal vez, su derrotada pero aún agonizante resistencia a la rutina, a la soledad. Busca compañera, pero es torpe y se aburre, tras pocas horas de compañía.
Sin envargo se siente cómodo con Jimmy y Martita, no sé por qué, en su descargo supongo que es porque Jimmy y Martita tiene presencias livianas, que no molestan. Personas que no responden si no preguntan, que sonrién y entretienen aunque uno no hable, que sientes que te quieren sin que te lo digan, que te hacen caso, pareciendo que realmente les gusta lo que tu haces. Jimmy y Martita son presencias buenas, tal vez demasiado, por eso son fugaces también, un poco inmateriales y fácilmente desaparecibles.

Otra escena que no sé si útil pero que me encataría describir, es a Los Inmortales, esos otros testigos (ignorantes de tal condición), de la historia entre Martita y Jimmy, y luego cotidianos alqulidos de Ausberto, la escena no sé ni donde pasa ni qué pasa. Eso es lo que quiero saber, de qué hablan Los Inmortales, siempre estan mudos, tocando Cuecas, o algún vals. Sólo se expresan con sus intrumentos, están mudos y quizás así tienen que quedarse, creo que sí.

He estado trabajando en varios cuentos creo de calidad mediana en estos 8 meses. Mi principal proyecto y obsesción éste de Martita y Jimmy, voy a ncesesitar concejos en mis inseguridades, voy a necesitar que me destruyan con cariño y honestidad. Espero puedan hacerlo, pienso en Leo de la Torre, en Roquito, en los hermanos Paz Soldán si no es mucho molestarlos, y es que odio tanto molestar. Pienso en mi criticón Crispín, a veces demasiado adulador y poco franco, tiene un sentido crítico que puede ser muy honesto, pero cuando te quiere es demasiado bueno, veremos que convine un poco esas dos cosas conmigo. Pienso en mi compadre Rodri Antezana, quien considero aue es la honestidad encarnada, pese a sus preconceptos difíciles de repensarlos para él mismo.
Veremos, ya se acerca la hora del regreso. Ya los abrazaré pronto

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