miércoles, noviembre 23, 2005
La velocidad de Cercas
Luego de Soldados de Salamina, Javier Cercas presenta su nuevo trabajo La Velocidad de la Luz, repitiendo fórmulas que repiten un buen resultado.
A sus 43 años Javier Cercas ha logrado meterse en el espectro de autores confiables en español. Hace unos pocos años tuvo un éxito de críticas y ventas con su novela Soldados de Salamina, a la que llamó un “relato real” más que una novela, en ella abundaban personajes de la vida real, históricos y contemporáneos. Aunque la novela trataba del ideólogo falangista Rafael Sánchez Masas y su fusilamiento que no fue, leerla hoy en día hace especiales las páginas en las que, por ejemplo, el desaparecido Roberto Bolaño, entra en escena ni más ni menos que para solucionarnos la trama.
Fue a partir de Soldados de Salamina que algunos críticos catalanes elevaron a Javier Cercas al grado de referente de la literatura en España en los últimos años. Vamos a ser prudentes y decir que Cercas es un buen escritor y esperamos aún más de él y haremos un poco más, abordando su último trabajo.
En “La velocidad de la luz” (Tusquetes, 2005), al igual que Soldados de Salamina, Cercas juega una vez más a confundir al autor con el protagonista de la trama. Su método es muy simple; construir al relator de la trama en base a un montón de datos biográficos comunes a Cercas. El relator dice en algún momento: “Ahora llevo una vida falsa, una vida apócrifa y clandestina e invisible aunque más verdadera que si fuera verdad”, y en esa frase podemos develar todo el planteamiento Realidad – Ficción de Cercas. El relator, por ejemplo, habla de un libro suyo anterior a propósito de un personaje de la guerra civil española, el dato nos permite hacer relación con la mencionada Soldados de Salamina. Con tanta mezcla, es fácil terminar creyéndoselo todo. Esa es la intención, convencernos lo más posible de que es un relato real, con personas reales y acontecimientos históricos. De tal manera que el lector piense que el libro que está leyendo es el que también se está escribiendo en la trama.
Dos ejes temáticos para esta historia; por un lado la historia de un aspirante a escritor y su relación con Rodney, un ex combatiente de Vietnam a quien conoce en una Universidad Americana. En el segundo capítulo es Rodney el que toma el protagonismo de la trama aunque es siempre el supuesto Cercas el relator. En la segunda parte del libro se trata del escritor arruinado por el éxito de un libro anterior (Soldados…) que intenta escribir la historia de su amigo ex combatiente y se obsesiona con ello, al punto de dar la impresión que es su única posibilidad de salvación.
Durante el relato se explora sobre todo los extremos de la condición humana, la capacidad de descubrir y hacer el mal, enamorarse y atormentarse con el mismo. Empezamos con un Rodney, ciudadano pacifista, y que sin dejar de serlo del todo matará a niños, mujeres y gente inocente en Vietnam. Cercas nos trata de abrumar con el horror de la guerra, pero al mismo tiempo nos induce a entender al monstruo, al asesino, y que en el fondo todos podemos convertirnos en uno. Hay un pasaje muy especial en el que Rodney (el ex soldado) describe la guerra mediante una carta que le escribe a su padre; en ella Cercas se juega el todo por el todo su capacidad de horrorizar y hablar de la hipocresía y la negación de la maldad de parte de la sociedad, como si no fuera humano buscar poder y sentir que uno hace algo importante:
“…es como estar descubriéndose, descubriendo inmensos continentes de fauna y flora desconocidas allí donde uno imaginaba que no había más que tierra colonizada (…), siento como si fuera más grande, coño si me hubiera ensanchado y alargado y prolongado más allá de mis límites anteriores, tan mezquinos, y por eso pienso también que todo el mundo debería tener derecho a matar (…) para conocerse a fondo (…). Pero lo que me asquea no es que eso no es que eso sea verdad (…) simplemente porque suena falso o absurdo o monstruoso (…) y es que las cosas que tienen sentido no son verdad…”.
Al autor del libro le asqueará esta posición del asesino, sólo para más adelante también sentirse un monstruo y encontrar sabiduría en las palabras de Rodney. Entonces comienza un laberinto de pistas y persecuciones de qué es lo que pasó con Rodney en Vietnam. La revelación de los misterios traerá consecuencias funestas para algunos protagonistas de la trama. El final es simplemente un refuerzo al método de Cercas de hacernos creer que el libro que leemos es el que escribe el relator.
La guerra y la proposición del relato de Cercas es contemporánea y valedera en un momento en que Estados Unidos parece haberse metido en otro conflicto que le deja más traumas y heridas como Irak. El conflicto de Irak es novelado brevemente, mostrando una sociedad hipócrita norteamericana que eleva a héroes a sus soldados y los manda a invadir un país, para luego mirarlos con asco y con vergüenza.
La velocidad de la luz funciona muy bien. No estoy seguro sin embargo si Cercas puede seguir jugando con su doble identidad para un próximo libro, tal vez debería intentar otras formas de narrar en las que muy posiblemente le irá bien.
Javier Cercas, nacido en Cáceres, es profesor de literatura española en la ciudad de Gerona (España). Es columnista de El País. Tiene 43 años.
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4 comentarios:
La mierda que escribe Cercas, es solo eso pura mierda, esta claro que inserto a Roberto Bolaño en el argumento de la primer mierda que escribio sinplemente para succionar la fama de ese chileno cabron que ahora se la debe estar chupando a Hitler en el otro mundo.
Mucha rabia, poca ortografía y argumentos para hablar mal de Cercas como de Bolaño, envidia ¿tal vez?
No he tenido la oportunidad de leer "la velocidad de la luz" , pero comparto contigo tu opinión, Cercas es un gran autor y me da lastima que sujetos como Franz, tengan que dudar de una obra de calidad literaria con obscenas razones. Me encantaria saber si escribes, y que te gusta mas la novela o el cuento como punto de partida de una gran historia, se que comente que las alucinaciones son producto de un delirio cronico en el blog de Paz Soldan, esa es mi opinion, aunque si lo pienso bien, alucinar es parte de la vida y mis sinceras disculpas, Mister Mastropiero.
Señor, Mis disculpas por tardar tanto en contestar. No sé si ya lea esto, pero igual. Gracias por las palabras. Sí, escribo. Una abrazo
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