viernes, julio 17, 2020

La Enfermedad (Relato en fascículos de diario)


LA ENFERMEDAD

(fragmento)

GIR



Día 2 - Joaquín

Tomo la mano de Carolina, está fría. Ella la retira para acomodar la servilleta sobre su falda. El Camarero con cara de marroquí, llega con un sopero elegante de acero inoxidable. Me sonríe, nos saluda. Hay algo de falso en sus modales, de construido, no tiene naturalidad. Siempre parece amable, pero su cara se tensa mucho. Nos odia, y se odia a sí mismo por tener que saludarnos amablemente. Es por nuestra apariencia, se siente diferente, genéticamente diferente. Al final todos somos racistas. Él, seguro, no tiene motivo de ponerse tan tenso, tan falso mientras nos saluda y sirve la sopa. ¿Nosotros? no más de lo normal, tengo prejuicios hasta de mi propia gente, hasta de quien se parece a mí, peor de los otros. Sólo espero que el camarero con cara de marroquí no haya escupido en nuestra sopa antes de servirnos; dicen que el servicio suele hacer eso como venganza a la degradación de servir. Y sin embargo sonríe. Su orgullo infinito sólo es apaciguado, estoy seguro, por la promesa de cobrar su sueldo.

Luego de la cena, Carolina me toma del brazo, y volvemos a nuestro camarote. Me dice que quiere tomar una ducha. Entra al baño, da un grito. Las toallas. Debí haberlo pensado antes. De todas formas le pregunto qué sucede.

- ¡Las toallas son rectangulares!

Carolina no soporta la forma rectangular, le da asco, la enferma. Necesita toallas cuadradas, las toallas cuadradas le permiten secarse homogéneamente su cuerpo. Le digo que ahora llamo para que nos traigan unas cuadradas.

- No te preocupes, lo hacemos mañana, quiero estar tranquila, tampoco es tan grave.

Me sorprende, Carolina suele ser implacable con lo rectangular, y ahora dice que no es grave, tal vez es por nuestra luna de miel; lo cierto es que cuando lo dice, en sus palabras, me siento protegido. Escucho el agua que chorrea en la ducha sobre su cuerpo, escucho cuando ella toma el jaboncillo. Trato de no pensar mucho en ella para no hacer el papel de ansioso cuando vuelva. Tomo el libro que me traje para leer durante el viaje LA ENFERMEDAD; me lo regaló un colega que tiene la pose intelectual de saber qué es bueno y qué es malo. La tapa me parece pobre, sólo están escritas las letras en mayúsculas y negras. El fondo es un simple color amarillo casi crema. A mí me gustan los libros que tienen una imagen en la tapa, una ilustración, algo sugerente. Me parece que estos que ponen letras y nada más lo hacen por ahorrar costos y desconfío. Tal vez lo comience mañana, hoy no. Carolina lee mucho más, quizás porque no le gustan las matemáticas. Pero se trajo varios libros, unos cinco, no sé si los terminará. Escucho cuando Carolina cierra la ducha. Sale de la sala de baño me mira y sonríe. Le digo lo hermosa que es.

- Gracias por hacer realidad mi sueño de un viaje así.

No es nada, Hago deslizar la bata de baño de sus hombros, ella la desamarra de la cintura. Siento su piel, está caliente, y huele a jaboncillo, pero también a ella. La beso, nos dejamos caer sobre la cama. Me acomodo sobre ella, ella abre las sábanas, y Carolina grita, y me empuja. Las sábanas también son rectangulares, Carolina no lo soporta, corre al retrete, vomita las almejas al ajillo que venían como segundo plato luego de la sopa. Mientras trato de calmarla pienso en que nunca entenderé del todo su problema con la forma rectangular. Llamo a servicio para que traigan sábanas cuadradas, debo sonar convincente pues no me preguntan la razón. Luego pienso en el camarero con cara de marroquí que nos había servido la cena. Lo imagino riendo tras la puerta mientras la escucha vomitar.

(continuará mañana en un nuevo fascículo....)

No hay comentarios.: